Global Findex: La digitalización durante el COVID-19 impulsó la inclusión financiera
Las buenas noticias han escaseado últimamente en la economía mundial. Sin embargo, hay razones para el optimismo en un área importante del desarrollo económico y social: la inclusión financiera ha experimentado un progreso constante, como lo demuestra el mayor acceso de las personas de menores ingresos a los servicios financieros a nivel mundial. La nueva edición de Global Findex, la principal medición mundial de la inclusión financiera ha sido publicada por el Grupo del Banco Mundial y en ella se documenta una década entera de progreso.
"La tasa promedio de titularidad de las cuentas en las economías en desarrollo aumentó en 8 puntos porcentuales, pasando de 63% a 71%".
Global Findex 2021 presenta un amplio conjunto de datos sobre el uso y la titularidad de cuentas y la resiliencia financiera a nivel mundial. Vale la pena, en particular, explorar dos de las tendencias observadas en los datos dado el impacto que ya han tenido y las formas en que apuntan a oportunidades para el futuro. Estas tendencias son: el crecimiento de los pagos digitales en el contexto de la pandemia del COVID-19 y la relación entre la adopción de pagos digitales y el uso de otros servicios financieros.
Fuente: Base de datos Global Findex
Global Findex 2021 muestra una adopción acelerada de pagos digitales en el contexto de la pandemia del COVID-19
Pocos meses después que la Organización Mundial de la Salud declarara una pandemia global, las principales empresas e instituciones multilaterales comenzaron a documentar las formas en que las restricciones de la pandemia estaban acelerando la tendencia de digitalización que comenzó a fines de la década de los 90. Ya en mayo de 2020, la consultora global de gestión McKinsey declaraba que “la recuperación del COVID-19 será digital”. Sería más preciso decir que la pandemia en sí misma ha sido digital, en el sentido de que el uso de Internet y dispositivos móviles ha aumentado en forma paralela al aumento de las tasas de infección.
. Los confinamientos prolongados relacionados con la pandemia llevaron a millones de hombres y mujeres a cambiar la forma en que pagaban los alimentos o las facturas de servicios públicos, pasando de pagos en efectivo en persona (que en el contexto de la pandemia se consideraban inseguros e insalubres), a pagos digitales realizados directamente desde una cuenta (ya fuese mediante una transferencia directa, utilizando una tarjeta de crédito o débito, o a través del pago con una cuenta de dinero móvil).
Por ejemplo, la proporción de adultos en las economías en desarrollo que pagaron facturas de servicios públicos directamente desde una cuenta fue del 18% en 2021, pero más de un tercio de ellos lo hicieron por primera vez después del comienzo del COVID-19. Asimismo, se evidencia un aumento similar en el uso de pagos comerciales digitales. Sin tener en cuenta a China (donde la alta adopción digital y el uso generalizado de aplicaciones de pago móvil tales como Alipay y WeChat Pay por parte de más del 80% de los adultos genera un promedio engañoso), la proporción de adultos en las economías en desarrollo que realizan pagos comerciales digitales es del 20%, el 40% de los cuales (o el 8% de los adultos) realizó su primer pago comercial digital luego del comienzo del COVID-19.
La aceleración digital adopta distintas formas en diferentes regiones, e incluso en diferentes países. En África subsahariana, los servicios financieros digitales más populares son las cuentas de dinero móvil, utilizadas para enviar pagos por el 33% de los adultos. En América Latina y el Caribe, donde los pagos digitales particularmente explotaron durante el COVID-19, era más probable que los titulares de cuentas utilizaran una variedad de métodos, incluidas tarjetas de débito y crédito, así como Internet o teléfonos móviles.
Los pagos digitales están allanando el camino para un uso más amplio de los servicios financieros
Éstas incluyen aprovechar actividades generadoras de ingresos, acceder a nuevos mercados, unirse a plataformas o simplemente beneficiarse de información importante (tal como noticias sobre fluctuaciones de precios de mercado) para sus actividades agrícolas o comerciales.
Los datos de Global Findex 2021 arrojan que casi dos tercios de los adultos en las economías en desarrollo que recibieron pagos digitales también utilizaron su cuenta para guardar dinero para administrarlo en efectivo, aproximadamente el 40% utilizó su cuenta para ahorrar y el 40% utilizó su cuenta para tomar un préstamo. Si bien los datos no pueden establecer una relación causal, estos hallazgos sugieren que las entradas digitales pueden allanar el camino para un uso más amplio de los servicios financieros. Esto se está observando especialmente en países en los cuales las regulaciones permiten una mayor interoperabilidad entre los bancos y los proveedores de dinero móvil, o bien donde las regulaciones brindan la flexibilidad necesaria para que los proveedores de dinero móvil ofrezcan servicios adicionales de manera responsable. Estos desarrollos son bienvenidos ya que el acceso a una cuenta de transacciones es un comienzo importante, pero no es suficiente para empoderar plenamente a las personas pobres a fin de que puedan navegar sus necesidades financieras y sociales cotidianas. Lograr esto requiere acceso a servicios financieros tales como el ahorro, el crédito y los seguros.
Las tendencias en los pagos digitales sugieren oportunidades para aumentar aún más la inclusión financiera
A pesar del crecimiento en la adopción de pagos digitales catalizado por la pandemia, cientos de millones de adultos aún reciben pagos en efectivo: salarios, transferencias del gobierno, venta de productos agrícolas. Cambiar dichos pagos en efectivo a cuentas de instituciones financieras o de dinero móvil es una forma comprobada de aumentar la inclusión financiera entre las personas no bancarizadas: los datos de Global Findex muestran que el 39% de los adultos en las economías en desarrollo, o más de la mitad de los propietarios de cuentas en instituciones financieras (excluyendo cuentas de dinero móvil), abrieron su primera cuenta (excluyendo cuentas de dinero móvil) en una institución financiera específicamente para recibir un pago de salario o un pago de asistencia de emergencia del gobierno.
"Ampliar la aceptación de los pagos digitales por parte de comerciantes y proveedores de servicios públicos también podría ayudar a ampliar el uso fácil y cotidiano de las cuentas entre los adultos que ya las tienen, pero que dudan en utilizarlas".
Los esfuerzos para aprovechar estas oportunidades también deben implementarse con miras a cerrar las brechas que todavía persisten en la titularidad de cuentas para las mujeres, las personas pobres, los jóvenes y quienes se encuentran fuera de la fuerza laboral. Todas estas personas continúan teniendo tasas de titularidad de cuentas más bajas que los hombres, los hogares más ricos, los adultos mayores y los asalariados. Los países frágiles y de ingreso más bajo también están rezagados con respecto a aquellos más estables y de ingreso más alto.
El abordaje de estas brechas en la inclusión financiera tiene el potencial de lograr un impacto positivo en términos de la reducción de la pobreza, el aumento del consumo y el aumento del gasto en educación, salud y oportunidades de generación de ingresos. Asimismo, contribuiría a una mayor resiliencia y bienestar financiero para las personas pobres.
A medida que continuamos analizando los nuevos y ricos datos de Findex, alentamos a otros actores de la comunidad de inclusión financiera a identificar las prioridades más altas para una acción efectiva, y a reconocer la necesidad de lograr alianzas público-privadas aún más fuertes. Nuestro desafío ahora es aprovechar el gran impulso de los últimos años para maximizar los beneficios que la inclusión financiera brinda a las personas pobres, a la vez redoblamos nuestro esfuerzo para garantizar que los servicios financieros sean accesibles, utilizados y brinden beneficios a quienes continúan sin estar bancarizados.