Yunus: Microcrédito, sobreendeudamiento y retos del sector
En el marco de la 17ª Cumbre del Microcrédito, en Mérida, México, el profesor Muhammad Yunus hizo una pausa para conversar con el Portal de Microfinanzas sobre la evolución del microcrédito, el sobreendeudamiento, el impacto de las nuevas tecnologías y los retos de las nuevas generaciones en microfinanzas.
Puede ver y escuchar la entrevista en inglés aquí:
Muy pronto se cumplirán 10 años del año del microcrédito en 2005. ¿Ha evolucionado el sector como esperaba? ¿Qué lo ha sorprendido?
Tenemos el 2005 como el año del microcrédito, nuestra expectativa era alcanzar a 100 millones de familias pobres para el final de ese año. A comienzos de 2007 alcanzamos los 100 millones, en 2005 estuvimos muy cerca pero necesitamos un poco más para llegar, lo hicimos en 2007. Fue algo muy excitante para nosotros cuando finalmente alcanzamos nuestro objetivo, porque cuando declaramos la meta de llegar a los 100 millones para 2005, durante la primera Cumbre del Microcrédito en Washington DC en 1997, teníamos apenas unos 7 millones de prestatarios en todo el mundo. Y, cuando se tienen 7 millones de clientes de microcrédito y anunciamos que queríamos alcanzar 100 millones de pobres, este se veía como un objetivo muy ambicioso y la gente no lo tomaba muy seriamente. De esos 7 millones, más de 5 millones estaban en Bangladesh, es decir, sólo había menos de 2 millones en el resto del mundo. Pero estábamos muy determinados en alcanzar nuestra meta y convencidos de que podíamos hacerlo, por lo que nos alegró mucho alcanzarla en 2007 y continuamos para alcanzar los 275 millones, que es lo que estamos haciendo en estos momentos.
Sí, estamos muy contentos de haber llegado tan lejos. Ahora es un fenómeno global, que no se limita a un número de países. Hoy podemos decir que casi todos los países del mundo tienen algún tipo de programa de microcrédito, pequeño o grande. Esta gran plataforma se ha establecido y es un tema de cómo se alcanzan los objetivos de reducir o eliminar la pobreza.
En Bangladesh, en cuanto a reducción de la pobreza, la principal meta era reducir la pobreza a la mitad en 2015. Este objetivo se alcanzó en enero de 2013, dos años y medio antes de la fecha propuesta. Esto es doblemente excitante pues ha sido alcanzado en Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo.
La reducción de la pobreza es la base de sus esfuerzos en microfinanzas pero ¿están las microfinanzas realmente ayudando a reducir la pobreza? ¿Cómo medimos impacto?
Nuestra meta es reducir la pobreza y vemos muy importante ayudar a las personas a generar sus propios ingresos, algo que el microcrédito facilita, particularmente a las mujeres. Es por eso que el microcrédito hace dos cosas a la vez, alcanza familias pobres y, al mismo tiempo, llega a las familias a través de las mujeres. Es por eso que tiene impacto de muchas formas. Tiene impacto en los niños de las familias, impacto en el empoderamiento de las mujeres. En Bangladesh, cuando creamos el Banco Grameen nos aseguramos que fuera un banco que le perteneciera a los prestatarios/clientes, la mayoría de ellos, mujeres pobres. Es por eso que el Banco Grameen es un banco donde las dueñas son las mujeres pobres. Ellas son las dueñas del banco, 97% de los prestatarios son mujeres y la mayoría de los miembros del directorio son mujeres y son estas las que toman las decisiones. El gobierno tiene una parte del banco, pero el 75% es de los prestatarios.
Hay entonces, impacto múltiple. Son dueñas de uno de los bancos más grandes del país y lo manejan, y el banco hace que las ganancias regresen como dividendos. Nos concentramos en los niños, en que estos tengan educación y les damos becas, préstamos educativos, para que miles y miles de jóvenes puedan obtener sus diplomas profesionales, diplomas universitarios. Es una iniciativa múltiple que descansa sobre el mismo banco. Es decir, que tiene un impacto muy directo en las familias.
¿Qué podría estar haciendo el sector diferente para acelerar esos esfuerzos?
Primero el Banco Grameen es un banco y funciona como un banco que puede captar depósitos pero la mayoría de las instituciones de microfinanzas no pueden tomar depósitos, no son bancos, son ONGs. Lo primero que hay que hacer es crear regulaciones/leyes para que las ONGs puedan transformarse en bancos de microfinanzas. Luego, de esta forma, estos tendrían su propia velocidad de acción, porque no dependerían de los fondos de nadie para actuar. En el Banco Grammen, por ejemplo, no tomamos fondos de nadie, ni del gobierno ni de otros bancos, los fondos vienen de los depósitos. Prestamos US$ 1.500 millones por año en estos momentos, todo proveniente de los depósitos de los ahorristas. Este año, los ahorros de los clientes resultaron mayores a ese monto, es decir, que hay más dinero en los depósitos que en los préstamos que toman del banco. Ahora el banco es el prestatario, es decir, los roles cambian. Todo cambiaría si incluimos esta figura legal para crear bancos para los pobres. Ahora tenemos leyes bancarias en todos los países para todos los bancos que crean realmente bancos para los ricos. ¿Por qué no creamos leyes que permitan crear bancos para los pobres? Entonces, el escenario cambiaría completamente.
El sobreendeudamiento amenaza con ser un serio riesgo tanto para prestamistas como para prestatarios. El tema está siendo fuertemente debatido tanto en México como en Latinoamérica. ¿Qué podría hacer el sector para manejar y reducir el sobreendeudamiento?
El sobreendeudamiento es algo que viene o de la aplicación de prácticas inadecuada de las instituciones, que no les importa que tipo de préstamos tienen. Pero si estas instituciones tienen una relación permanente con sus clientes, gradualmente saben qué es lo que el cliente está haciendo con su préstamo, para qué pidió el préstamo. O, a veces, las instituciones microfinancieras se entusiasman demasiado con prestar más dinero, y eso crea sobreendeudamiento, porque el cliente no tiene la capacidad de usar ese dinero pero tiene que repagarlo y así comienza el sobreendeudamiento. Múltiples prestamistas crean sobreendeudamiento. El sobreendeudamiento comienza porque se toma prestado más de lo que se puede pagar, esa es la idea básica. Entonces si los prestamistas se concientizan, el problema se resuelve.
La tecnología está cambiando los servicios financieros en muchos mercados. ¿Cómo pueden los proveedores de microfinanzas permanecer relevantes en un mercado tan cambiante?
Sí, la tecnología viene y cambiará muchas cosas alrededor del mundo, incluida la banca en general, por lo que es importante que las instituciones microfinancieras estén listas para ajustarse. Por ejemplo, en Bangladesh, en el Banco Grameen, desde hace ya muchos años, todo nuestro monitoreo y contabilidad se hace a través de computadora, aún si se está en una villa remota, en las que la electricidad no funciona pero nuestro sistema funciona allí. Toda la información se canaliza a través de internet. Diariamente recibimos en el sistema central información de todo el país de 8,5 millones de prestatarios, sobre lo que han hecho en el día. Ya no mantenemos registros bancarios manuales en la oficina, todo está documentado y descansa en las computadoras.
Este es solo el comienzo, lo que viene es cómo hacer transferencias de dinero, cómo recibir dinero, cómo hacer transacciones a través de teléfonos móviles. Creamos una compañía de teléfonos móviles, “Grameen Phone”, para alcanzar a los más pobres con los teléfonos celulares. Hoy Bangladesh tiene 115 millones de suscriptores telefónicos móviles, de una población total de 160 millones. Hay múltiples teléfonos móviles en cada familia, sin importar si son pobres o ricos. Es decir, la tecnología ya está incorporada a los hogares.
Los clientes del Banco Grameen ya todos tienen teléfonos móviles, tenemos un programa especial para que puedan obtener uno. Así que lo que viene es cómo usar estos celulares para brindar servicios financieros, educación financiera a los más pobres.
¿Cómo las finanzas digitales están cambiando a la industria, particularmente en Bangladesh?
La tecnología ya ha cambiado el sector en términos de monitoreo y contabilidad pero todavía no lo ha hecho en las transferencias de dinero, intercambio o transacciones porque las autoridades regulatorias han tenido mucha precaución en este tema, recientemente lo han permitido de alguna forma pero, una vez que esté completamente permitido, todo fluirá.
¿Usted piensa que la nueva generación de líderes de microfinanzas enfrenta retos diferentes a los que tenían por delante los fundadores del sector?
Los temas son los mismos en términos de cómo hacerlo, pero los líderes jóvenes tienen algo heredero, lo que está ya hecho. Eso crea un problema porque cuando se tiene todo hecho, es muy difícil hacer cambios pero, al mismo tiempo, tienen la tecnología, algo que no teníamos. El desafío es cómo usar la tecnología para que todo lo ya realizado, pueda ser más eficiente, más personalizado para alcanzar cada rincón del país.
Hay muchas ventajas, hay mucho conocimiento acumulado en todos estos años, por lo que las generaciones de jóvenes líderes tendrán esa ventaja, para no sólo ofrecer préstamos a través de los métodos tradicionales, sino también presentar nuevos préstamos para la segunda generación de prestatarios, gente joven que sale de esa generación, y para asegurarse que ellos no tengan que ir a buscar trabajo. Estamos tratando de promover la idea de que ellos no son “buscadores de trabajo”, sino “creadores de trabajo”, este es un desafío para cualquier institución de microfinanzas, incluir a los jóvenes en la familia del microcrédito.
¿Cómo empoderamos a las mujeres para ser líderes en la próxima generación de microfinanzas?
Hay muy pocas mujeres entre los empleados del Banco Grameen, menos del 10%, y mucho menos en el directorio o posiciones de liderazgo, por lo que tenemos que alentarlas para que formen parte de la institución. Uno de los problemas que enfrenta el Banco Grameen en este contexto, es que no muchas mujeres hacen trabajo de campo porque este requiere ir casa por casa, visitar las villas, y las familias no las dejan hacer eso. Les gusta el trabajo de oficina pero no el trabajo de campo, tienen la idea de que si se asiste a la universidad, entonces es necesario obtener un trabajo de oficina. Esto hace que existan muy pocas empleadas en el banco a nivel de campo y, el sistema como opera el banco hace que la persona deba comenzar desde abajo para luego gradualmente ir ascendiendo, como resultado, muy pocas mujeres forman parte de la nómina del banco y, muchas menos a nivel de liderazgo.
Si pudiera comenzar nuevamente, ¿qué haría diferente? ¿cuáles fueron sus principales errores o tropiezos?
Probablemente haría lo mismo, no vemos un gran error en el sentido de hacer las cosas diferente. Hemos aprendido en el camino y encontramos soluciones para mejorar lo que hemos hecho, pero mejorar no quiere decir que lo que hicimos antes estuviera mal. Tenemos la oportunidad de hacerlo mejor o de manera más efectiva para los prestatarios. Todas las organizaciones que quieren permanecer vivas, tienen que permanentemente innovar, permanentemente incorporar nuevos cambios y nosotros hacemos mucho esto.
Para finalizar, nos gustaría terminar con una pregunta de uno de nuestros lectores: Agustín Zambrano, de México. ¿Cuál es para usted el principal reto de las microfinanzas en los próximos 5 años?
El reto más importante serán los temas regulatorios y la creación de bancos de microfinanzas, porque las microfinanzas no deberían depender de fondos externos, deberán sostenerse por sí mismas y no depender de la entrega de fondos de nadie para poner en práctica sus programas. Esto le daría un gran impulso al sector. En los próximos 5 años deberíamos resolver este problema. El Banco Grameen no toma fondos de nadie del exterior y genera un amplio flujo de fondos internos y lo ha hecho por muchos años, lo que demuestra que se puede hacer, y permite expandirse hasta dónde se quiera, porque no hay restricciones y hay dinero suficiente para crecer. Una vez estas instituciones puedan convertirse en bancos de microfinanzas, con capacidad para captar ahorros, todo cambiará.