¿El trabajo para aliviar la pobreza realmente funciona?
En septiembre, la Organización de las Naciones Unidas celebrará el logro del Objetivo Número 1 de Desarrollo del Milenio. El número de personas que viven en la pobreza extrema se ha reducido en más de la mitad, de 1.900 millones en 1990 a 836 millones en el 2015. ¿Cómo sucedió esto? ¿Se debe a los programas dirigidos de lucha contra la pobreza, o se debe al crecimiento económico de base amplia, especialmente en la China y la India? Si el crecimiento económico es la causa principal, como parecería ser, un mayor avance podría ser dudoso. Es poco probable que el crecimiento económico por sí solo alcance a los cientos de millones residuales de personas que aún siguen viviendo en condiciones de pobreza extrema.
Tampoco es probable que los programas de lucha contra la pobreza, ya sea de carácter público o privado, logren sacar de la pobreza extrema a estos "mil millones de personas que se encuentran en el nivel más bajo". Por ejemplo, la tasa de pobreza de los Estados Unidos que ronda el 15% de la población, se ha mantenido casi inalterable durante décadas, a pesar de los cientos de miles de millones de dólares que fueron invertidos en los programas estadounidenses para aliviar la pobreza. Citando otro ejemplo, en los países más pobres, las microfinanzas fueron vistas como una solución de autofinanciación para la pobreza extrema y se convirtieron en una iniciativa favorita de los donantes internacionales para incentivar el desarrollo en la década de 1990 y para los "inversores sociales" en la década del 2000. Posteriormente los científicos sociales inteligentes pusieron a prueba las afirmaciones mediante una investigación de campo sólida y encontraron que el impacto sobre la pobreza era reducido o nulo.
¿Es razonable, sin embargo, esperar que los programas para aliviar la pobreza, por sí solos, logren llevar a un gran número de personas a un nivel que está por encima de una línea de pobreza arbitraria? Dado que los pobres deben superar muchos obstáculos antes de poder aprovechar cualquier oportunidad económica disponible, tal vez deberíamos plantear una pregunta diferente:
¿Los programas de lucha contra la pobreza alivian las cargas de la pobreza?
En tanto que la investigación reciente del sector de las microfinanzas muestra poco o ningún aumento en los ingresos anuales de los hogares, en promedio, los mismos estudios muy a menudo muestran que la carga de la pobreza se alivia al brindar acceso al dinero a los participantes de los programas de microfinanzas cuando éstos realmente lo necesitan durante el año. Los economistas denominan a este impacto la "nivelación del consumo." En términos sencillos, esto significa que la gente consigue lo suficiente para comer durante todo el año en lugar de pasar un día, una semana, o incluso meses sin una alimentación adecuada. Si es así, este es un impacto digno de celebración, ¿no es así?
Incluso con esta expectativa más modesta y realista, algunos programas que luchan contra la pobreza son eficaces y otros no. Sabemos esto a raíz de nuestra experiencia colectiva en el trabajo para aliviar la pobreza, con más de 70 años entre todos. Sabemos que el reto consiste en distinguir lo que funciona y lo que no funciona. Es mejor buscar un trabajo en"pro de los pobres" en lugar de un trabajo "eficaz" contra la pobreza, porque hay grados de efectividad. Todos los programas tienen espacio para mejorar. Los programas en "pro de los pobres" realmente se esfuerzan por mejorar y lograr una mayor eficacia. La transparencia y la rendición de cuentas no consisten solamente en separar el trigo de la paja; sino en mejorar.
¿Cómo podemos distinguir los programas en pro de los pobres de los que no lo son?
En una iniciativa de carácter voluntario denominada Truelift, los principales pensadores del movimiento de "desempeño social" en el sector de las microfinanzas (en busca de la rentabilidad social y financiera de la inversión) han identificado una verdad que se aplica a todo el trabajo de lucha contra la pobreza: Los verdaderos programas en pro de los pobres proporcionan la respuesta correcta a cada una de estas tres preguntas directas.
En primer lugar: ¿Trabaja el programa con personas que viven en situación de pobreza?
¡Verdaderamente directa! Pero, ¿cómo sabe usted que una persona vive en condiciones de pobreza cuando la ve? Más importante aún: ¿Cómo un programa las conoce, recluta e incluye y cómo mantiene alejadas a otras personas que no son pobres y evita que éstas opten a lo que ofrece el programa?
Demasiados programas para aliviar la pobreza no pueden responder a esta pregunta. Independientemente de las razones legítimas, estos programas están volando a ciegas en lo que respecta a su cobertura de la pobreza y, por lo tanto, su potencial de tener un impacto sobre la pobreza. Los programas "ciegos" podrían estar "malgastando" recursos preciosos en las personas "equivocadas" -a pesar de que puedan hacer tanto bien. Estos programas no tienen derecho a ser etiquetados como "pro pobres" -y necesitan una justificación diferente. O pueden tomar en serio la tarea de conocer la situación de pobreza de las personas con las que trabajan.
Segundo: ¿El programa diseña y adapta sus servicios específicamente a las personas que viven en condiciones de pobreza?
El personal de un programa en pro de los pobres cambia y adapta los servicios y productos que ofrece -intencional y sistemáticamente-, escuchando siempre atentamente a las personas que viven en situación de pobreza y siendo claros en lo que respecta a los beneficios que el programa trata de brindar. Es una buena práctica empresarial básica -conocer a sus clientes, escucharlos, diseñar para ellos, satisfacerlos.
La Red de Cajas Populares de Burkina Faso (RCPB por sus siglas en francés) descubrió mientras proporcionaba servicios de ahorro y crédito a grupos de mujeres en el área rural que ellas deseaban obtener información sobre cómo prevenir y tratar la malaria, una enfermedad que mata a los niños y quita a los adultos demasiados días de trabajo productivo. En la foto arriba, una animadora de RCPB (agente de campo) muestra a un grupo de mujeres la manera de comprender los símbolos en una tarjeta para llevar a casa que muestra a las personas analfabetas cómo prevenir y tratar la malaria.
Tercero: ¿El programa realiza el seguimiento del avance logrado por las personas que utilizan sus servicios?
No es suficiente llegar a las personas que viven en condiciones de pobreza, y diseñar y adaptar los servicios para satisfacer sus necesidades y limitaciones. Debemos contar con alguna evidencia de que nuestro trabajo les está ayudando a avanzar en la dirección correcta, aunque no sea durante todo el trayecto hasta el destino deseado. Esto no se hace solamente para mostrar que nuestro trabajo vale la pena y que el dinero fue bien invertido, sino también para saber cómo podemos mejorar nuestro trabajo. Necesitamos información "en tiempo real" sobre el cambio en las vidas de los clientes.
Implementamos programas en un mundo en el que la investigación sofisticada de la causa y el efecto es rara y probablemente esto siga siendo así. La lógica, la experiencia y alguna evidencia nos indica que es probable que los programas que proporcionan la respuesta "correcta" a cada una de las tres preguntas de Truelift muestren un impacto positivo en las personas que viven en situación de pobreza, siempre y cuando se realice una investigación sofisticada del impacto.
No es demasiado difícil para los gerentes, donantes, inversores, reguladores y líderes empresariales plantear estas tres preguntas y saber cuando reciben una buena respuesta. Podemos reconocer un programa en pro de los pobres cuando lo vemos -y actuamos para apoyarlo.
(*) Chris Dunford y Carmen Velasco son co-presidentes del Comité Rector de Truelift. Artículo originalmente publicado en inglés en Next Billion blog.
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