Un auténtico ejercicio de equilibrio: El desempeño social y financiero
La sexta y última categoría de los Estándares Universales para la Gestión del Desempeño Social trata sobre el desafío de equilibrar el desempeño social y financiero. A continuación encontrará más información sobre el modo en que respaldan este ejercicio de equilibrio los nuevos datos y colaboraciones, y cómo ayudan a evitar el endeudamiento excesivo.
Una de las herramientas más novedosas y fascinantes para las instituciones microfinancieras (IMFs) no es más que… un mapa de Camboya. Sin embargo, este mapa (producto de la colaboración entre los inversionistas microfinancieros Incofin, Oikocredit y Blue Orchard, y ocho IMFs camboyanas) no consiste en la habitual representación de ríos, carreteras y ciudades.
Los sombreados en rojo, verde y amarillo representan, en cambio, conjuntos de datos que cuantifican el uso porcentual del crédito provisto por esas ocho instituciones que, en conjunto, representan más del 77% de los prestatarios de microcréditos en Cambodia. La iniciativa, que forma parte de un nuevo estudio sobre las causas de sobreendeudamiento en zonas saturadas de Cambodia, es un tesoro oculto para las IMFs que buscan estandarizar definiciones regionales y nacionales de penetración en el mercado y, de paso, prevenir el endeudamiento excesivo de los clientes.
Planet Rating está realizando un esfuerzo similar en su reciente serie de trabajos en curso sobre un Índice Microfinanciero de Cobertura y Saturación de Mercado (Microfinance Index of Market Outreach and Saturation, MIMOSA), en el que se mapean todos los países en desarrollo del mundo según su utilización general del crédito, que se coteja frente al lugar que ocupan en el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en relación con los indicadores de esperanza de vida, educación e ingresos. El índice MIMOSA no solo revela una sólida correlación entre el uso que los países hacen del crédito y el lugar más elevado que ocupan en desarrollo humano, sino que también desvela una utilización del crédito bastante moderada en términos generales, pues la mayoría de los países oscilan entre el 5% y el 15%, lo que indica más oportunidades para las IMFs.
“Lo que queríamos era encontrar un modo de disponer de algún tipo de punto de referencia, de estimaciones sobre la capacidad crediticia del mercado basadas en el mismo tipo de supuestos para todos los países”, explicó Emmanuelle Javoy, directora general de Planet Rating, en el seminario en línea que patrocinó en abril el Grupo de Trabajo sobre el Desempeño Social (SPTF, por su sigla en inglés).
Los comentarios de Javoy se presentaron durante el seminario en en línea del Grupo de Trabajo sobre el Desempeño Social sobre la sexta categoría de los Estándares Universales para la Gestión del Desempeño Social. La sexta categoría de los estándares trata sobre el modo en que las IMFs pueden equilibrar su desempeño financiero y su desempeño social, cuestión que el sector sigue analizando para conocer mejor. “Esta categoría de los estándares se encuentra menos desarrollada y está indudablemente más abierta a revisión que las otras cinco”, declaró durante el seminario Leah Wardle, directora adjunta del grupo.
Y las IMFs no son las únicas que están prestando atención al ejercicio de equilibrio entre crédito y crecimiento; también los inversionistas están interesados, aseguró Dina Pons durante el seminario. Pons, que es gerenta de inversiones en Asia oriental para la compañía Incofin, con sede en Bélgica, tuvo una importante participación en el nuevo informe que aborda el endeudamiento excesivo en Camboya.
Según contó, la cartera que ella maneja, de US$45 millones, no abarca únicamente a Camboya, sino a Timor-Leste, Indonesia y Filipinas, además de a 17 IMFs que hacen negocios en esa región. De modo que es mucho lo que hay en juego. Y este hecho, aseguró Pons, da lugar a que Incofin proteja sus inversiones en la región mediante varios niveles de diligencia debida. Entre esas actuaciones figura el seguimiento de la penetración de los servicios de microfinanzas en cada país, sus provincias y distritos, y no perder de vista el volumen de financiamiento múltiple, el monto promedio por préstamo, el nivel de tasa de crecimiento de una IMF dada, y los tipos de productos ofrecidos.
Incofin también analiza los niveles de tasa de crecimiento pasados y presentes mediante entrevistas a los directivos de las IMFs cuyas previsiones se examinan pormenorizadamente en el contexto de su país o región. De acuerdo con Pons, el análisis puede ser aún más detallado, a nivel de sucursal y regional, y examinar las capacidades internas de la organización (administración de riesgos, políticas sobre garantía de crédito, gestión de la morosidad), e incluso las medidas adoptadas en el área de recursos humanos, como programas de incentivos y en general la cultura de cumplimiento.
“Creo que es fundamental y muy importante que se pueda evaluar adecuadamente la penetración del mercado”, señala Pons. “Poder reunirse con la gerencia y el consejo de administración de la IMF y acordar con ellos ‘el tipo de tasa de crecimiento al que aspiramos juntos tras la inversión’”.
“Juntos, vamos a hacer crecer a esa institución. Vamos a sentarnos en ese consejo de administración y a tomar decisiones sobre futuros ajustes de la planificación para que todo el mundo esté alineado, para que las expectativas de todos converjan en la dirección correcta y no surjan sorpresas en el futuro cuando nos demos cuenta de que ‘nos encontramos en un mercado muy penetrado y no vamos a poder cumplir las elevadas cifras de proyección de crecimiento’”.
“Eso es lo correcto; así, al menos, los miembros del consejo, accionistas y la gerencia estarán todos del mismo lado.”
Sin embargo, —subraya Pons— cada IMF vive inmersa en sus propios problemas y posibilidades. Así describió la situación de una organización incluida en su cartera y que opera en un mercado virgen: la estrategia de crecimiento rápido de esta IMF (100% en los dos años siguientes) tiene sentido, asegura, dado su particular sistema y equipo de administración.
En la misma cartera —prosigue Pons— contamos con instituciones de crédito de mayor tamaño que operan en el mercado camboyano, más maduro, “y en el que, de acuerdo con ellas, esperamos no crecer demasiado rápido”. En este contexto tiene sentido una tasa promedio de crecimiento del 25%.
Y en medio se sitúan IMFs emergentes que operan en mercados menos penetrados que, con ayuda técnica, deberían poder crecer a un promedio del 35%-45%, concluye Pons.
También circulan por ahí, claro está, historias desalentadoras sobre concesión irresponsable de préstamos y otras prácticas depredadoras en mercados altamente penetrados. Emmanuelle Javoy, de Planet Rating, con sede en París, describió la situación de algunas IMFs excesivamente optimistas que endosan objetivos imposibles de alcanzar a sus oficiales de crédito: “Deambulan por ahí en busca de clientes, y resulta que estos ya tienen préstamos porque el mercado empieza a estar saturado”. El resultado es que se emplean técnicas agresivas de venta y se captura a clientes mediante la cancelación anticipada de sus préstamos con otras IMFs, concluye Javoy. Esas prácticas, asegura, pueden hundir mercados enteros.
Una solución consiste en asesoramiento especializado sobre prácticas mediante las que contrarrestar el endeudamiento excesivo. Lisa Sherk, jefa de Gestión del Desempeño Social del Grupo de Trabajo sobre el Desempeño Social, describió las directrices aplicadas por el Grupo de trabajo para evitar el endeudamiento excesivo (AvOID, por sus siglas en inglés), un sub-comité del SPTF.
Otra solución consiste en la coordinación de las IMFs en un mercado concreto, compartir la información sobre penetración en el mercado y establecer reglas básicas con las que puedan comprometerse. Ese es precisamente el espíritu de colaboración que se evidenció en la iniciativa que generó el informe sobre los elementos de endeudamiento excesivo en Camboya. Dina Pons, de Incofin, relató en el seminario que este estudio de AvOID pretendía ayudar a las IMF que trabajan en un país “en el que corren multitud de rumores y existe gran inquietud”.
Efectivamente, los datos de clientes a nivel de pequeña localidad ponen de manifiesto que el nivel de penetración en el 62% de esas localidades oscila “de razonable a bajo” (25%-50%); que en el 6% de los pueblos no hay penetración (0); que la penetración en el 17% es elevada (50%-75%); y que el 6% está saturado (más del 100%).