Alianzas creativas promueven el crédito rural en la región andina
Esta es la tercera entrada de la serie de blogs en torno al XV Foromic que se llevó a cabo este año en Barbados del 1-3 de octubre. CGAP y el FOMIN le invitan a explorar innovaciones en temas de financiación y creación de mayores oportunidades para microempresarios y pequeñas empresas en América Latina y el Caribe. En este espacio discutiremos temas emergentes como: finanzas verdes, ahorros para jóvenes empresarios, soluciones de microfinanciación rural, protección de los consumidores de servicios financieros, entre otros.
Foromic 2012 es el Foro líder en el tema de financiamiento a microempresas, PYMES, y pequeños agricultores. Las entradas serán presentadas en el idioma inglés dentro en el blog de CGAP.
En buena parte, los altos niveles de competitividad y el crecimiento significativo de las microfinanzas en la región andina se deben tanto al marco regulatorio favorable como a la creatividad de los actores de la industria. Las autoridades de supervisión del sector financiero de la región han reconocido la importancia de las microfinanzas en la promoción de la inclusión financiera, y paulatinamente han venido creando un entorno que permita florecer la creatividad de los distintos actores para llegar con servicios financieros a poblaciones previamente sub-atendidas en zonas rurales.
Tres casos específicos de estas alianzas creativas en Bolivia y Perú han mostrado resultados alentadores que fueron analizados en el panel “Innovaciones Prometedoras para las Finanzas Rurales y Agrícolas” en el FOROMIC 2012 en Barbados. Se trata de productos de crédito de segundo piso ofrecidos en Perú por la Cooperativa ABACO a ONG financieras, cooperativas y asociaciones de productores para cadenas de valor agrícolas; alianzas mediante corresponsalías, alianzas y mandatos específicos entre entidades reguladas y no reguladas promovidos por PROFIN en Bolivia; y “fondos de inversión rural” para crear microfinancieras propias de asociaciones de productores en Bolivia, impulsados por Pro-rural.
Ante el escenario de un sector agrícola en rápido crecimiento e intermediarios financieros con necesidad de líneas adicionales de recursos para atender la demanda generada por las cadenas de valor, y con el apoyo del FOMIN, ABACO diseñó varios productos de crédito de segundo piso para responder a las necesidades de financiamiento de los pequeños productores. Viene trabajando una serie de colaboraciones en cadenas productivas, con productos que cuentan con un mercado de buenas perspectivas para la comercialización así como un importante escenario de precios esperados, incluyendo por ejemplo café, pallar, uva, maíz amarillo duro, espárragos y kiwicha. Entre otros, los nuevos productos de crédito incluyen el financiamiento de activos, nuevas plantaciones, cosecha/post-cosecha, “contra-flujo productivo” y financiamiento de campaña. En cuatro años ABACO ostenta un crecimiento de su cartera de segundo piso de $30 millones, llegando a más de 50 socios intermediarios y beneficiando a más de 14.000 nuevos clientes, con una morosidad del 0%.
En otro caso, como respuesta a una nueva ley de “mandatos de intermediación financiera” (conocido como corresponsales no bancarios en otros países) en Bolivia en 2006/07, PROFIN ha venido apoyando la creación de varias alianzas creativas para la ampliación de las finanzas rurales. La normativa de dichos mandatos consiste en que una entidad regulada (Mandante) encarga a una persona natural o jurídica (Mandatario), la realización de operaciones y servicios financieros dentro de un ámbito territorial expresamente delimitado y por un tiempo determinado. La responsabilidad por las operaciones realizadas cae en todos los casos en el Mandante, siendo éste quién debe analizar las medidas de riesgo y seguridad que tomará. A través de las alianzas forjadas y los acuerdos de mandatos entre entidades financieras y sus “corresponsales”, el apoyo de PROFIN fue clave en la captación de más de 69.000 nuevos clientes de servicios financieros, la ampliación de la cobertura geográfica de los servicios en 6 departamentos, y ha contribuido a la colocación de más de US$79 millones en nuevos créditos, captaciones por más de US$13 millones y un movimiento generado por los servicios financieros auxiliares de US$1.6 millones. Buenos resultados a cambio de una inversión de US$1 millón del FOMIN, con contraparte de $500.000 de COSUDE y DANIDA.
En una escala más reducida, pero grande en innovación, es el caso de los fondos de inversión rural (FIR), bajo un esquema de riesgo compartido, promovido en Bolivia por Pro-Rural, con apoyo del Programa de Empresariado Social (PES) del BID/FOMIN. Pro-rural establece una sociedad empresarial con una asociación de productores, en la cual cada uno pone capital de riesgo. Pro-rural otorga además un préstamo a esa sociedad, y con la combinación de recursos de capital y deuda, la asociación crea su propia “microfinanciera” para atender las necesidades crediticias de sus socios, con el apoyo técnico y un sistema de contabilidad y cartera provisto por Pro-rural. Es un sistema de financiamiento específico para apoyar actividades agropecuarias de cada asociación, desarrollando una tecnología apropiada de evaluación y medición del riesgo de crédito, aplicando practicas eficientes de control considerando el carácter asociativo de la inversión. Pro-rural participa del sistema propuesto no como acreedor o como un simple ejecutor de proyecto, sino como socio (co-inversionista) con capital “doliente”, asumiendo un riesgo, compartiendo el eventual éxito o fracaso con las asociaciones de productores. Este esquema tiene la ventaja que la producción lograda tiene como mercado la propia asociación, que hace el descuento automático del crédito, transfiriendo el pago a la unidad financiera. Hasta la fecha, Pro-rural ha apoyado la creación de cuatro FIRs, en los rubros de cacao, café y quinua, logrando una cartera total de US$2.4 millones, con el 84% en actividades agrícolas, atendiendo a casi 900 productores, con una mora del 3%. Aparentemente el modelo tiene perspectivas de replicarse; fue evaluado por un Fondo de Inversión publico-privado, instancia que aprobó una inversión 10 veces superior al monto otorgado por Pro-Rural para expandir el esquema.
Aunque estos casos no son una panacea para resolver los problemas de la carencia de servicios financieros de calidad en áreas rurales, se constituyen en iniciativas que están demostrando resultados y perspectivas interesantes para su réplica y expansión. Al combinar la creatividad de las entidades conocedoras del medio, con una disposición de asumir un riesgo medido, junto con perseverancia y mucha dedicación (y un poco de apoyo financiero), las alianzas que aprovechan los conocimientos y destrezas de cada parte pueden rendir frutos que benefician a todos los involucrados, llevando nuevos servicios donde no existían antes.