Más que semántica: La evolución del “Microcrédito” a la “Inclusión Financiera”
En los últimos 15 años, el campo que CGAP aspira mejorar se ha ampliado de su enfoque inicial en microcrédito, pasando de microfinanzas a acceso al financiamiento y más recientemente a la inclusión financiera. Esta evolución se ha dado por buenas razones según los profesionales, donantes, académicos y los creadores de políticas han aprendido más sobre las necesidades financieras de las familias pobres en la economía informal, y el éxito y la magnitud de los esfuerzos iniciales dieron lugar a un aprendizaje importante y las nuevas fronteras. Como un bien público en estas fronteras de un esfuerzo colectivo de desarrollo del mercado, CGAP continua y deliberadamente sigue influenciando y moldeado esta evolución, al mismo tiempo que se ha adaptado a ella.
A mediados de la década de los 90, el entonces naciente campo, se enfocaba en el microcrédito. Los emprendedores sociales en los países en desarrollo fueron pioneros en nuevas formas de proporcionar créditos a las familias pobres en la economía informal. La innovación de la garantía social permitía servir segmentos de bajos ingresos que previamente habían sido pensados como ajenos a la bancarización. CGAP apoyó esta experimentación temprana, facilitó oportunidades de aprendizaje entre iguales y abogó de manera más amplia por un enfoque sostenible para la prestación de servicios financieros para los pobres.
A finales de los 90, la industria se centró en la ampliación del éxito inicial del microcrédito y en la profesionalización del sector. Muchos analistas sintieron que el enfoque en el fortalecimiento de instituciones era necesario para demostrar que los pobres pueden ser servidos de una manera financieramente sostenible a gran escala. Durante este período, CGAP logró consenso en torno a las normas de buenas prácticas, apoyó la transparencia y creó nuevas fuentes de datos, como The MIX Information eXchange, el cual fue eventualmente separado y constituido como una entidad independiente.
A principios de la década del 2000, la industria comenzó a reconocer la amplia gama de necesidades de servicios financieros que tenían los pobres, y comenzaron a trabajar más ampliamente en microfinanzas. Muchas familias pobres en las economías informales son productores y consumidores al mismo tiempo. Las actividades de sus micronegocios y las necesidades del hogar se entremezclan. Como productores, ellos necesitan acceso a servicios financieros para invertir, generar ingresos y crear activos. Como hogares, necesitan reducir las variaciones en el consumo de cara a los ingresos y gastos irregulares, y manejar los riesgos. El campo comenzó a trabajar en pro de ofrecer una gama más amplia de los servicios requeridos, tales como ahorros y seguros. En este período, CGAP apoyó innovaciones de actores no tradicionales como organizaciones comunitarias para ofrecer servicios de ahorro. CGAP fue líder en el trabajo con los bancos comerciales tratando de llegar a nuevos segmentos de clientes de más bajos ingresos, y también lanzó el grupo de trabajo de microseguros que eventualmente se convirtió en el Microinsurance Network.
Aunque se logró algo en la expansión de la gama de productos a mediados de la década del 2000, se hizo cada vez más claro que el costo de servicio para las transacciones financieras muy pequeñas de los pobres era un obstáculo importante, en particular para las zonas remotas. La industria comenzó a enfocarse en el reto de ampliar el acceso financiero a bajo costo. En particular, la aparición de los teléfonos celulares y las soluciones de base tecnológica, prometían la posibilidad de aumentar significativamente su alcance y reducir los costos de entrega. CGAP fue uno de los primeros líderes en proveer apoyo específico a modelos de negocio innovadores usando tecnología, y en generar y difundir nuevos conocimientos sobre la banca sin sucursales como una solución a los primeros retos de los modelos de negocio de alto costo.
A finales de la década del 2000, el microcrédito centrado en préstamos a corto plazo llegó a la saturación en un primer grupo de mercados de alto crecimiento y dio lugar a episodios de exceso de oferta y sobreendeudamiento. La estrecha comunidad de microfinanzas se dio cuenta de la necesidad de volver a centrarse en los clientes, y la importancia de la protección al cliente y la educación financiera. Al mismo tiempo, los formuladores de políticas nacionales e internacionales se dieron cuenta de la importancia de un sistema financiero más inclusivo que alcanzara a la mayor parte de sus ciudadanos. Esta ampliación del enfoque se captura en el lenguaje recientemente utilizado alrededor del término de inclusión financiera, con más vínculos al sistema financiero tradicional y a los actores principales del sistema. Durante este período, CGAP fue líder en apoyar al sector de las microfinanzas tradicionales a desarrollar una agenda significativa de finanzas responsables, y en apoyar a nivel nacional y global a las autoridades políticas, por ejemplo en el contexto del G-20, cuando dirigieron su atención a la construcción de sistemas financieros inclusivos.
Mientras que el lenguaje cambia con ideas y horizontes ampliados, la idea fundamental subyacente sigue siendo la misma: Ayudar a que las familias pobres en la economía informal alcancen su potencial económico y proveerles los servicios financieros para manejar sus vidas, cosa que la mayoría de nosotros en el Norte lo damos por un hecho.
Tilman Ehrbeck, CEO de CGAP