El caso de Tigo Money y el Proyecto Última Milla en Paraguay
Tigo Money Paraguay ha logrado uno de los éxitos Fintech con inclusión financiera más importantes de América Latina y el Caribe, con 1 millón de usuarios ya en 2013. Sin embargo, el caso carecía de un estudio sistemático que presentara sus números así como el análisis de los motores de su éxito.
El presente estudio intenta llenar este vacío a partir de la colaboración del BID-Fomin entre 2010 y 2015. En especial salen a la luz el poder de su interfase dual y su red de agentes como las principales innovaciones de Tigo Money Paraguay. A partir de la masiva adopción del producto, ambas hicieron posible el desarrollo de la red física de acceso a servicios financieros más grande del país, con el 56% de puntos de acceso totales y una cobertura del 98% de la población.
Tigo Money permitió a los usuarios elegir cómo preferían interactuar con el servicio, en efectivo a través de los mostradores de sus agentes, o a través de sus propios teléfonos con dinero electrónico. La respuesta del público por los mostradores fue abrumadora y esta posibilidad de elegir se transformó en una de las piezas claves para facilitar la adopción y el uso del servicio.
De esta manera la innovación más potente de Tigo Money en esta etapa inicial de crecimiento no ha sido la posibilidad de almacenar dinero electrónico ni los teléfonos móviles en mano de los usuarios finales, que no los prefieren como interfase por ahora, sino los teléfonos móviles en manos de los agentes, que dotan a los usuarios de una proximidad geográfica para realizar transacciones financieras antes impensable.
Como contracara, se revela con fuerza este problema global de las billeteras móviles vacías, como uno de los principales desafíos para convertirlas en instrumentos de manejo del ahorro y de pagos remotos.
Contrario al escenario de antagonismo que suele ilustrarse, este estudio presenta el rico espacio de sinergias y negocios conjuntos que se abre entre los servicios financieros móviles y el sistema financiero tradicional para alcanzar a los segmentos no bancarizados, tanto para productos de pagos como de crédito.