La inclusión financiera: ¿Una oportunidad para la igualdad de género en Paraguay?
Entender las brechas de género en el ámbito financiero y las intervenciones que se deriven de ello, demandan un entendimiento y medición de la realidad, así como también del contexto local del acceso y comportamientos financieros de las mujeres.
Este es el caso de un estudio reciente dirigido a analizar las capacidades, la inclusión y la vulnerabilidad financieras de la población en Paraguay.
A continuación, resumimos los principales hallazgos de ese estudio por áreas temáticas:
Inclusión y vulnerabilidad financieras
No se encuentran brechas significativas de género en el acceso a productos de ahorro y crédito, y existe una brecha de género a favor de la mujer en la tenencia de seguros.
Además, las mujeres reportan que participan más en la toma de decisiones financieras del hogar que los hombres. La probabilidad de ser vulnerable financieramente no depende del género, sino de vulnerabilidades socioeconómicas y de la inclusión financiera.
La no existencia de una brecha significativa en la tenencia y uso de productos financieros podría determinar, junto con el mayor uso y acceso de las mujeres al crédito informal, este resultado.
Estos hallazgos cobran especial importancia dado que en Paraguay persisten acuciantes brechas de género socioeconómicas, como son el acceso a un empleo o salario digno.
La inclusión financiera podría constituirse en un instrumento para lograr una mayor igualdad de género en el ingreso e igualdad social.
Dinero electrónico
Las mujeres reciben más transferencias del gobierno por medios electrónicos que los hombres, pero tienen menos cuentas de dinero móvil –las cuales sí posibilitan el ahorro. Existe un margen considerable para proveer de una gama más amplia de escenarios de uso y de productos financieros digitales a las mujeres y, con ello, promover su inclusión financiera.
La menor tenencia de cuentas de dinero móvil de las mujeres podría deberse a que estás cuentas se están ofreciendo bajo normativas y medidas que promueven el pago de salarios y remuneraciones, y las mujeres participan en menor medida que los hombres en el mercado laboral.
"Es fundamental tener en cuenta las características propias de las mujeres para que los programas de educación financiera, y los canales, productos y servicios financieros, atiendan a sus retos y necesidades".
Otro elemento clave para el crecimiento de las cuentas ha sido regulaciones del uso de medios electrónicos para promover la inclusión financiera en Paraguay. Esta regulación tuvo un efecto positivo en disminuir la brecha de género de la inclusión financiera, en especial para las mujeres de menores ingresos.
Educación y comportamientos financieros
La educación financiera de las mujeres es menor que las de los hombres. Por tanto, es imperativo el desarrollo de programas de educación financiera enfocados y adaptados a las características y necesidades propias de las mujeres en Paraguay, como son, según este estudio, su mayor preferencia por el futuro y menor preferencia por el riesgo, sus menores habilidades numéricas, o su mayor uso de mecanismos financieros informales.
Los programas de educación financiera dirigidos a mujeres deberían además contemplar contenidos dirigidos a reforzar su autoconfianza y autoestima, ya que las mujeres tienden a reportar o decir no saben más que los hombres cuando se les preguntan sobres sus conocimientos financieros -probablemente debido un factor subyacente de falta de confianza que también se encuentra en otros ámbitos de su vida.
Las mujeres reportan, en mayor medida, que pagan a tiempo sus deudas, lo que está en línea con estudios de otros países que muestran que las mujeres son mejores pagadoras de sus deudas y créditos.
Las mujeres reportan, en mayor medida, que tienen demasiadas deudas, lo que podría estar expresando una mayor preocupación o estrés por su situación financiera.
Barreras a la inclusión financiera
Para las mujeres, la falta de dinero es la barrera más importante para no tener una cuenta; y es más reportada que por los hombres, mostrando una vez más las desigualdades económicas que afectan a la mujer.
Las mujeres reportan más que los hombres que la accesibilidad física es una barrera, así como el hecho de no necesitar un producto financiero.
La accesibilidad física podría estar relacionada con restricciones de movilidad o interacción social de la mujer, mientras que el hecho de no necesitar un producto podría deberse a que sean sus familiares o parejas quienes tengan productos financieros; escondiendo en ambos casos la existencia de normas sociales de género que limitan su inclusión financiera.
La falta de documentos no es una barrera para las mujeres, lo que podría deberse a estén utilizando productos simplificados o básicos -los cuales requieren menos tramites y documentos-, o a su mayor uso de productos informales.
Concluimos resaltando que es fundamental tener en cuenta las características propias de las mujeres para que los programas de educación financiera, y los canales, productos y servicios financieros, atiendan a sus retos y necesidades.
Solo de esta forma la inclusión financiera de la mujer se podría traducir en una mayor salud y resiliencia financiera, e incluso llegar a convertirse en un vehículo para disminuir otras brechas de género.