¿Cómo desarrollar programas de educación financiera en contextos rurales?
La educación financiera se ha convertido en una de las estrategias más importantes para mejorar las barreras de uso de productos y servicios financieros, y aumentar los conocimientos para tomar decisiones económicas acertadas que contribuyan al bienestar de la población. En este camino se ha identificado la importancia de contar con ofertas diferenciadas según las necesidades de cada grupo poblacional. En el caso de niños, niñas y jóvenes, se ha identificado que las intervenciones que se realizan en esta etapa de la vida, permiten formar comportamientos y actitudes para operar dentro del complejo panorama financiero actual; no obstante, según los análisis realizados por la OECD a partir de las pruebas PISA,
En cuanto a las mujeres adultas, estudios muestran que existe una brecha de género importante que surge desde la infancia dadas las barreras estructurales y normas sociales existentes; esto hace que una gran proporción de mujeres posean menores conocimientos financieros que los hombres, lo cual a su vez afecta sus procesos de toma de decisión tanto en la esfera pública como privada; así se reconoce la importancia de incluir una perspectiva de género en las oferta de capacitación que se les brinda con el fin de reducir dichas desigualdades.
"En las poblaciones rurales, los programas de educación financiera ofertados no siempre contemplan las particularidades de la vida en el campo aún cuando se identifican las diferencias socioeconómicas entre lo rural y lo urbano".
Por su parte, en las poblaciones rurales, los programas de educación financiera ofertados no siempre contemplan las particularidades de la vida en el campo aún cuando se identifican las diferencias socioeconómicas entre lo rural y lo urbano. Así lo evidencia la CEPAL, afirmando que persisten importantes brechas de inclusión financiera en poblaciones rurales, que han sido desatendidas por los proveedores tradicionales de servicios financieros y las capacitaciones que se les brinda no siempre son acorde a sus necesidades. A esto se le suman las barreras relacionadas a la conectividad digital y a la tenencia de dispositivos móviles y computadores para realizar un uso efectivo de los canales dispuestos para realizar procesos de capacitación, transacciones financieras, entre otros.
Atendiendo a estas situaciones, a continuación, se presentan algunos datos clave sobre la educación financiera en el contexto latinoamericano y colombiano, específicamente en relación a la ruralidad, así como algunas recomendaciones derivadas de la experiencia de la Fundación WWB Colombia en sus programas e investigaciones, para tener en cuenta en el momento de desarrollar programas que respondan a las necesidades de la población y contribuyan a cerrar las brechas que se evidencian.
El contexto latinoamericano
Durante las últimas décadas, alrededor de 13 países de Latinoamérica y el Caribe (ALC) han implementado o están en proceso de implementar estrategias nacionales para incidir en la inclusión y la educación económica y financiera de la región. Sin embargo, el panorama continúa siendo desalentador. De acuerdo con el V informe de inclusión financiera 2019 realizado por FELABAN, el principal obstáculo que enfrenta LAC en ese sentido tiene que ver con la escasa educación financiera que tienen las personas. Esta ausencia de conocimientos básicos financieros repercute en las capacidades de ahorro, en el uso adecuado de créditos y fondos de pensión, etc. Asimismo, los resultados de la prueba PISA financiera 2018 aplicada a 20 países, señala que el puntaje promedio alcanzado por Chile, Brasil y Perú (únicas naciones de la región incluidas en el estudio) estuvo debajo del promedio que logró la OCDE. Dejando en evidencia la presencia de desventajas en términos de educación financiera en Latinoamérica.
Ahora bien, según CAF y la OECD los niveles de educación financiera en LAC son aún más bajos entre las mujeres, los habitantes de zonas rurales, los adultos mayores y las poblaciones con menores ingresos. En el caso de las zonas rurales, estas se enfrentan a condiciones estructurales que afectan el funcionamiento de procesos de educación en los territorios. Cuestiones como las barreras de conectividad donde el 38% de la población Latinoamericana no tiene acceso a internet, las bajas habilidades digitales de los habitantes y las limitaciones en la movilidad, son algunas problemáticas que dificultan el acceso a la información.
En cuanto a las brechas de género en educación financiera, se evidencia que las mujeres presentan menor nivel de conocimientos financieros que los hombres, así como menor nivel de confianza dado que saben más de lo que creen saber. Así, la educación económica y financiera debería comprender tanto el uso efectivo de productos financieros, como el desarrollo de habilidades que les permitan tomar decisiones que se acomoden a sus necesidades, ejerciendo autonomía en términos de sus derechos y responsabilidades. En el caso de las mujeres que habitan zonas rurales, la imposibilidad de acceder a servicios financieros se relaciona principalmente con la falta de información y capacitación, junto con desafíos en cuanto a la movilidad y sesgos conscientes e inconscientes que se presentan en el sistema financiero dadas las actividades que ellas realizan y las garantías que poseen.
El contexto colombiano
De acuerdo con el informe de la encuesta de medición de capacidades financieras elaborado por CAF y la Superintendencia Financiera de Colombia, en 2019 Colombia alcanzó un índice de educación financiera de 12.46 (de un máximo de 21 puntos). Al comparar este resultado con la encuesta que se realizó para el año 2013 donde el índice fue de 13.6, se evidencia una reducción de 1.14 puntos. Este indicador está construído a partir de 3 subcategorías que son conocimiento, actitud y comportamiento, siendo este último componente el más desfavorable en el país.
Si bien es cierto que hubo una caída general del índice, esta fue más acentuada para las mujeres, de modo que la brecha de género asociada a la educación financiera pasó de 0.23 puntos a 0.66. Adicionalmente, respecto a la brecha rural-urbana se encontró que la ruralidad cuenta con un índice ligeramente inferior al de la zona urbana, con puntajes de 12.36 y 12.49 respectivamente.
"El 57% no utiliza alianzas en sus proyectos y se centran en las ciudades capitales y en zonas urbanas".
Recomendaciones para programas de educación económica y financiera rural
En el marco de pandemia generada por la COVID-19, la Fundación WWB Colombia puso en marcha el programa de capacitación Manejo Exitoso del Dinero para contextos rurales en su modalidad virtual, como una forma en la que las familias del sector rural en Colombia pudieran acceder a capacitación básica relacionada con el ahorro, el endeudamiento y el presupuesto. Esto a través de cuatro módulos temáticos que abordan el ahorro, las deudas, el presupuesto y la importancia de tener un fondo de emergencias.
Este curso combinó sesiones sincrónicas guiadas por personas facilitadoras y el trabajo autónomo de las participantes a través de una plataforma virtual y recursos educativos como cartilla, videos y radionovela. Dadas las particularidades del contexto socioeconómico que estaba atravesando el mundo y en especial el sector rural, esta oferta de educación se enfrentó a grandes retos que contribuyen a pensar cómo aproximarse a estos contextos rurales. A continuación se describen algunas recomendaciones que surgieron de este proceso:
- En las ofertas de educación financiera en la ruralidad, en especial las dirigidas a mujeres, es importante tener en cuenta al núcleo familiar como una parte fundamental en la puesta en práctica de las herramientas adquiridas. Si bien son ellas las administradoras de la economía del hogar, algunas de las decisiones importantes sobre los recursos financieros se toman en conjunto con sus parejas o familias. Es por ello que el desarrollo de actividades para compartir con la familia contribuye a generar reflexiones sobre el manejo de recursos económicos comunes, hábitos arraigados en este grupo y metas que esperan lograr.
- El acompañamiento de una persona cercana y con conocimiento de los territorios donde se lleva a cabo la capacitación permite acercar el contenido de los programas de educación financiera a las dinámicas de la ruralidad, facilita la comunicación y mitiga las dificultades que enfrentan las personas que viven en la ruralidad en el acceso a ofertas virtuales. Adicionalmente, promover la generación de redes de apoyo con familiares, amigos/as o personas cercanas que se encuentren realizando el mismo curso son estrategias que contribuyen a que la deserción disminuya y los procesos de aprendizaje se fortalezcan.
- Es fundamental apostar por contenidos pedagógicos que se adapten a las dinámicas de la ruralidad y a las habilidades de las personas que toman los cursos. Esto implica conocer el contexto cotidiano de las personas, generar contenidos donde se involucre la experiencia de las participantes como un insumo principal para entender los conceptos planteados, e incluir instrucciones fáciles de seguir. Las cartillas y radionovelas generadas por las mismas personas participantes han resultado ser un recurso efectivo para la comprensión de los conceptos y herramientas de educación financiera.
- Los programas virtuales deben diseñar estrategias que mitiguen las brechas de acceso y uso de las TIC en la ruralidad. En términos de acceso, se debe considerar tanto los dispositivos móviles (tablets, celulares o computadores) como las herramientas que mejoren la conexión a internet (módems, antenas de servicios locales de internet, entre otras); adicionalmente es importante contar con plataformas que funcionen bajo la modalidad offline. En términos del uso de las tecnologías digitales, es importante considerar inducciones sobre el manejo de los dispositivos móviles y las plataformas, así como cursos cortos de habilidades básicas en TIC.
- Es importante tener en cuenta que las economías locales tienen particularidades que generan variabilidad en los ingresos y su forma de contabilizarlos, estos dependen de las temporadas agrícolas (siembra y cosecha de alimentos) y de los eventos adversos asociados a estas. De igual forma, algunas prácticas comunitarias como las huertas colectivas y el trueque generan dinámicas económicas que son difícilmente incluibles en esquemas tradicionales de organización financiera. Por ello, es importante considerar estas prácticas económicas en el diseño e implementación de herramientas relacionadas con la educación financiera.
- El trabajo mancomunado y las alianzas también resultan clave para desarrollar programas, específicamente con socios fuertes, que conozcan a la población, el territorio y sus particularidades y que tengan datos reales de la región de operación.
El cierre de brechas de educación financiera en la ruralidad pasa por la comprensión de las dinámicas sociales, económicas y culturales de los contextos en los que las ofertas de capacitación se desarrollan, esto incluye no sólo la comprensión de las barreras institucionales y físicas como la ausencia de servicios financieros y tecnológicos, sino también la comprensión de las redes comunitarias y familiares que configuran las dinámicas alrededor del manejo de las finanzas.
Así, es importante reconocer estas particularidades de los contextos rurales en el diseño, desarrollo y evaluación de programas de educación financiera, a fin de generar estrategias contextualizadas que tengan en consideración los retos estructurales e individuales a los que se enfrenta la población y en especial las mujeres rurales de todas las edades.
De esta forma se podrá cumplir con el objetivo de cerrar brechas de inclusión financiera de manera integral, entendiendo que esta no sólo debe ser pensada como una mayor oferta de productos financieros o un incremento de la presencia de entidades en determinados territorios; sino, como menciona la Banca de las Oportunidades, se debe abordar también en términos de calidad y bienestar, entendiendo a la inclusión financiera como una herramienta que contribuye al desarrollo social y económico.
Me parece valiosa la información, debido a que Honduras nos enfrentamos a los mismo retos, los cuales me parecen idonios aborlos mediante un programa de educación financiera basado en la características mencionadas en la publicación.
Muchas gracias, Ivonne por el mensaje. Te ponemos en contacto con Daniela Konietzko, Presidenta de la Fundación WWB Colombia. ¡Saludos!
Las opciones de conocimiento que comparten son excelentes, somos una institución financiera no bancaria, que estamos interesados en poder compartir su conocimiento con nuestras mujeres de zonas rurales.
Tenemos una propuesta con la idea de un proyecto para poder reproducir y aplicar todo el valioso conocimiento y experiencia que comparten en éste blog.
Nos interesa contactarles y poder platicarlo.
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