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Por primera vez en 10 años caen las remesas en Latinoamérica, debido a la crisis del COVID-19

Este año, el Día Internacional de las Remesas Familiares está marcado por la crisis sanitaria mundial, lo que ha invertido su tendencia creciente durante estos últimos 10 años. “El mayor descenso en remesas en la historia reciente”, según afirma el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que realiza una proyección de dicha caída hasta un 19,7%.

En los países desarrollados, la salida de estos recursos ha estado marcada tanto por la pérdida de empleo de los trabajadores migrantes, como por las restricciones de movilidad implementadas como medidas de prevención de contagios. Por su parte, en los países receptores, las mismas medidas sanitarias han dificultado la retirada del dinero enviado por los familiares, debido a las restricciones aplicadas por los establecimientos que prestan este servicio.

América Latina es una de las regiones más afectadas por este cambio. Según el Banco Mundial, en 2019 fue la región donde más creció la recepción de remesas (7,4%) y donde se llegó a recibir hasta US$96.000 millones en este concepto. Para los hogares en condiciones de vulnerabilidad, constituyen una fuente importante de ingresos, que les ayuda a alcanzar sus propios objetivos de desarrollo sostenible, como combatir la pobreza, garantizar la alimentación, mejorar la salud, la educación, la vivienda y el saneamiento, y consolidar una mayor resiliencia para enfrentar imprevistos a través del ahorro.