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Midiendo los resultados de la asistencia en efectivo: Un reto y a la vez una necesidad

Los programas de transferencias monetarias multipropósito en el punto de mira, también en tiempos del COVID-19.

La fase de recogida de información para el "Informe global sobre la situación de los Programas de Transferencias Monetarias (PTM)", en su segunda edición, y cuya publicación está prevista para mediados de junio 2020, nos sigue mostrando que cuando hablamos de asistencia en efectivo para responder o prevenir situaciones de emergencia todavía siguen saltando –en mayor o menor medida- varias señales de alarma: ¿Seguro que es mejor distribuir dinero que proveer otro tipo de asistencia? ¿Es lo que las personas y los hogares titulares de derechos prefieren? ¿A qué se va a dedicar el dinero distribuido? ¿Cuál es el impacto real de estos programas en la mejora de la vulnerabilidad de las personas y hogares afectados por una crisis? Las respuestas pueden parecer cada vez más contundentes en favor de la asistencia en efectivo, sobre todo cuando se dan las condiciones apropiadas (mercados funcionales, condiciones de seguridad para las personas receptoras de la ayuda y de los equipos de trabajo o el acceso a la tecnología adecuada en relación con los mecanismos de distribución, entre otros), facilitándole de este modo una mayor dignidad y capacidad de decisión a las personas afectadas.