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México: Inclusión financiera e inclusión digital: ¿Por qué las zonas rurales quedan fuera?

Las reformas en telecomunicaciones y financiera tienen algo el común: excluyen del acceso a zonas rurales remotas y marginadas, ahí donde se concentra la biodiversidad, los recursos naturales y la pobreza.

Efectivamente, en telecomunicaciones la mayor competencia en el país ha reducido costos de telefonía celular y de internet, y la cobertura se ha ampliado, pero sigue siendo nula en zonas rurales remotas, en zonas campesinas e indígenas que concentran la pobreza rural. Igualmente, la reforma financiera (que incluyó 34 leyes) está siendo positiva para la evolución de empresas financieras que otorgan todo tipo de servicios financieros en el país; más reciente, la Ley Fintech, aprobada este año amplía el horizonte para dinamizar el sector financiero y abrir un nuevo campo de acceso basado en el uso de tecnologías. Pero ni una ni otra, benefician al sector rural pobre de nuestro país, porque sin inclusión digital, la inclusión financiera es casi imposible.

El tema central es que la orientación de las reformas abren el espacio a la presencia empresarial con orientación comercial y son reguladas bajo criterios de máxima competencia, con requerimientos complejos y costosos que en sí mismos inhiben la presencia de nuevos actores o de actores pequeños. La presencia de actores o iniciativas sociales, sea del estado o de actores privados sociales (comunidades, asociaciones civiles) está muy acotado a las reglas dominantes de mercado. Así por ejemplo, la Reforma de Telecomunicaciones admitió la presencia de radios comunitarias, pero le corto las posibilidades de ser empresas sociales sostenibles, al impedir que inserten servicios pagados en su programación y limitar su espectro radioeléctrico.