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Cómo reducir los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos en los niños campesinos mediante la inclusión financiera

En muchas partes del mundo, las lluvias torrenciales y las sequías prolongadas se han hecho más frecuentes e intensas con el cambio climático. Han provocado que los cultivos se marchiten en el campo o sean arrastrados por las aguas, han interrumpido el suministro de agua, han afectado el ganado, han deteriorado los equipos agrícolas y han cambiado drásticamente la infraestructura agraria. Las familias campesinas cuyo sustento depende de la tierra y los recursos naturales son las más vulnerables.

Las inundaciones de origen meteorológico no solo afectan la producción agrícola. También afectan a los niños de los hogares campesinos. En la actualidad, más de dos terceras partes de los 250 millones de niños que  trabajan en el mundo lo hacen en el sector agrícola. Las perturbaciones provocadas por las lluvias pueden hacer que las familias campesinas saquen a sus hijos de la escuela para que se dediquen al trabajo remunerado o para que realicen tareas agrícolas en sustitución de la mano de obra contratada. Eso, a corto plazo, puede mitigar las dificultades económicas de la familia, pero puede tener graves consecuencias a largo plazo. La pérdida de educación formal y de tiempo de juego afecta tanto el desarrollo cognitivo de los niños como sus posibilidades de obtener mayores ingresos a largo plazo, lo que puede atrapar a las familias en ciclos de pobreza.