Argentina: La inclusión financiera es sinónimo de inclusión social

“¿Qué es esto?”. Con curiosidad, una vecina del Barrio 31 se acerca a un “cajero escuela” del Banco Ciudad apostado en la feria. Una educadora financiera del banco, que conoce el territorio y las necesidades de la gente que vive allí, le explica con paciencia a la mujer (que no está bancarizada y nunca lo estuvo) de qué se trata. La vecina se entusiasma, entra y opera con ese cajero virtual. La educadora, que se conoce al dedillo todas las claves de la inclusión financiera, le pregunta a qué se dedica, qué relación tiene con los bancos y le muestra las opciones que ofrece la entidad.

La labor de un agente de inclusión financiera está atravesada por un compendio de cientos y miles de historias mínimas como estas por día. A veces, terminan con un nuevo integrante del sistema financiero, y hasta con un nuevo crédito otorgado, aunque no siempre. El camino es largo y los temores que suele generar lo desconocido también operan. Incluir no es fácil y las cifras así lo muestran, pero el Banco Ciudad está decidido y los resultados ya son alentadores: 8.000 nuevos clientes en 2017. Ese camino no implica sólo educar y captar esa demanda latente enorme (los ratios de bancarización son muy bajos en el país y tienen el terreno despejado para crecer) sino, sobre todo, adecuar la oferta con líneas a medida y salir de la zona de confort de los préstamos clásicos.