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Estudios en materia de inclusión financiera en 2017: Principales resultados y reflexiones para Colombia

Asobancaria reflexiona sobre el estado de la inclusión financiera en Colombia. Los avances y desafíos que quedan por delante.
Carpintero y asesor de crédito en Colombia. Por Nicolás Mauricio Grau Prada, Concurso de Fotografía CGAP 2017.

En la literatura económica existe un amplio debate sobre cómo medir la inclusión financiera en los países. Al respecto, con el surgimiento del informe Global Findex (GF) del Banco Mundial, se desarrolló un modelo mediante el cual se hicieron una serie de encuestas en cerca de 150 países, favoreciendo las comparaciones internacionales.

Por su parte, a partir de 2006, Asobancaria comenzó a calcular el indicador de bancarización teniendo en cuenta el número de cédulas de ciudadanía a las cuales se encuentran atados los productos financieros. Esto sentó las bases del Informe de Inclusión Financiera que actualmente publican Banca de las Oportunidades (BDO) y la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC).

Con el objetivo de complementar el diagnóstico del estado de la inclusión financiera en Colombia, BDO, SFC y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) presentaron la primera versión del Estudio de demanda de inclusión financiera (EDIF) en el año 2015. Dicho estudio tiene una segunda versión con datos al corte de 2017, en el cual se entrevistaron a cerca de 1.400 colombianos.

El presente documento expone los principales resultados de los estudios más recientes de inclusión financiera que incluyen a Colombia, como lo son el informe GF, la segunda versión EDIF de BDO, SFC y CAF y el Informe de Inclusión Financiera de BDO y SFC. Así, se proporcionan consideraciones encaminadas a continuar avanzando en materia de inclusión financiera de calidad.

Global Findex 2017

Para la última versión del GF con datos al corte de 2017 se realizaron encuestas en 144 países con el objetivo de recaudar información sobre las preferencias de las personas a la hora de acceder al sistema financiero. En Colombia, las encuestas se aplicaron en junio-julio de 2017, cubriendo alrededor de 1.000 personas

Los resultados del informe GF arrojaron que el porcentaje de personas mayores de 15 años que poseen una cuenta bancaria en Colombia llegó al 46% del total de encuestados para el año 2017. Con respecto al año 2014, se evidenció un incremento de 7 puntos porcentuales (pp) en este indicador (Gráfico 1).

Gráfico 1. Principales resultados de Colombia en Global Findex. Fuente: Global Findex. Elaboración: Asobancaria.

Por otra parte, es importante mencionar que las principales razones expresadas por las personas para no tener una cuenta se encuentran relacionadas con (i) la insuficiencia de fondos (67%); (ii) la percepción de altos costos financieros (59%); y (iii) la falta de documentación necesaria (28%).

De forma similar, se evidenció que el porcentaje de personas mayores de 15 años que declararon contar con una cuenta de dinero móvil se incrementó cerca de 3 pp con respecto al año 2014, con lo cual se alcanzó un registro de 5%. Esta cifra todavía resulta bastante baja si se compara con regiones como la de África Subsahariana, donde el 21% de las personas posee una cuenta de dinero móvil.

Frente al uso que hacen las personas de sus cuentas, se observó un incremento importante en la proporción de encuestados que utilización los pagos digitales. El 37% de los encuestados en el país declararon haber realizado pagos digitales en el último año, un aumento de 7 pp con respecto a 2014.

Gráfico 2. Tenencia de cuenta (+ 15 años). Colombia frente a sus pares regionales. Fuente: Global Findex. Elaboración: Asobancaria.

Si se hace una comparación internacional, Colombia se situó por debajo del promedio de tenencia de cuentas de América Latina (55%), de los países de ingreso medio alto (73%) y de los miembros de la OCDE (95%, Gráfico 2).  En lo correspondiente al porcentaje de personas que accedieron a un crédito en una institución financiera, Colombia (14%) se ubicó por encima del promedio de América Latina y de los países de ingreso medio alto (10%). Sin embargo, hubo un registro inferior al de los miembros de la OCDE (20%).

De otro lado, el 7% de los encuestados afirmó utilizar el celular o internet para acceder a cuentas móviles, registro que, si bien se encuentra por encima de México y Perú, aún está por debajo del promedio de América Latina (10,3%), de los países de ingreso medio alto (30%) y de la OCDE (53,5%)

Estudio de demanda de inclusión financiera en Colombia

Como se mencionó con anterioridad, la segunda versión del EDIF fue publicada recientemente con datos al corte de 2017. De acuerdo con el EDIF, el acceso de las personas a servicios financieros formales[1], se incrementó en 10 pp, pasando de 67% en 2014 (primera versión de la encuesta) a 77% en 2017.

Excluyendo el mercado asegurador y pensional, el 69,1% de los adultos encuestados reconocieron tener al menos un producto financiero de ahorro o crédito formal[2], el 15,9% no tienen acceso a ningún servicio, el 7,8% reconoció tener al menos un producto formal no financiero[3] y el 7,2% mencionó tener un producto informal[4] (Gráfico 4).

Gráfico 4. Porcentaje de adultos con acceso al menos a un producto financiero (+ 18 años). Fuente: Estudio de Demanda de Inclusión Financiera. Elaboración: Asobancaria.

Pese a esta tendencia favorable, los resultados evidencian restricciones al acceso de acuerdo con el nivel educativo de las personas. En efecto, mientras que el 78% de las personas con estudios universitarios tiene acceso al menos a un servicio financiero, solo el 51% de la población sin educación o con niveles de educación básica cuenta con este acceso. Tal condición se cumple de forma similar al contrastar el acceso con variables como los ingresos, ruralidad, edad y género.

También llama la atención el bajo acceso frente al uso de teléfonos móviles a la hora de realizar transacciones financieras, ya que únicamente el 14% de las personas entrevistadas expresó hacer uso de este canal. Entre tanto, el porcentaje de adultos con acceso a depósitos de ahorro alcanzó el 45%, muy en línea con los resultados del GF, mientras que un 14% del total de encuestados lo hace por medio de un vehículo informal.

La principal causa por la que un adulto no tiene cuenta de ahorro está asociada a signos de autoexclusión (el 36% de los entrevistados reporta que no lo necesita). Otros factores que explican este comportamiento son los bajos ingresos (18%) y el desempleo (12%).

A nivel de crédito, se evidenció que el 25,6% de los adultos tiene acceso a algún crédito formal, el 5,3% accede a créditos formales no financieros, el 8,2% solamente a mecanismos de crédito informal y el 60,9% no tuvo ningún crédito. También se observó que la autoexclusión de las personas es de mayor magnitud que la observada en los productos de depósito (68%).

Informe de inclusión financiera en Colombia

La metodología de medición en acceso y uso de productos financieros en Colombia del Informe de inclusión Financiera de BDP y la SFC difiere a la metodología del GF, pues el país desarrolla sus indicadores a partir de: i) los reportes que las entidades financieras brindan a la central de información TransUnion; ii) la información proveniente de las redes de pago de bajo valor; y iii) la información consolidada por la SFC.

La metodología de medición para determinar el indicador de bancarización en Colombia se enfoca en el registro de documentos de identidad de personas mayores de 18 años que presentan tenencia de productos financieros. Por lo tanto, esta medición no se enfoca en una encuesta a una muestra aleatoria, como lo hace el GF y el EDIF.

De acuerdo con los resultados obtenidos, el indicador de bancarización se situó en 80,1% a cierre 2017, presentando un incremento de 6,2 pp en los últimos tres años. De esta manera, con los diversos esfuerzos realizados por el sector público y privado, se ha logrado bancarizar a 27,1 millones de adultos (Gráfico 7).

Gráfico 7. Indicador de Bancarización. Fuente: Banca de las oportunidades. Cálculos: Asobancaria.

El indicador de bancarización a 2017 para los establecimientos de crédito fue de 79,2%, seguido por las cooperativas de ahorro y crédito con un indicador de 4,1% y las ONG microcredicitias con un indicador de 3,7%. Esto da cuenta de la gran importancia que tienen los establecimientos de crédito al momento de vincular personas al mercado financiero formal.

Aunque Colombia presenta un indicador del 80,1% para el cierre de 2017, existe una brecha notoria con el indicador de productos activos, el cual se ubicó en 68,6%. Es decir 23,2 millones de adultos han realizado algún movimiento en su producto financiero en los últimos 6 meses. A pesar de que este indicador presentó un incremento de 6,8 pp entre 2014 y 2017, continúa siendo bajo si se espera que la población colombiana además de poseer un producto en el sistema financiero formal haga uso de este en sus transacciones cotidianas.

Los productos de depósito se han convertido en los productos con mayor penetración en los colombianos. Las cuentas de ahorro tradicionales son el producto que históricamente han tenido mayor participación. En 2017, cerca de 25 millones de adultos tenían al menos una cuenta de ahorro, presentando un aumento de 3,3 millones de adultos frente a 2014.

En cuanto a la tenencia de productos de crédito, la tarjeta de crédito es el producto que más poseen los colombianos, pues 10,3 millones de adultos tenían este producto al corte de 2017, seguido por el crédito de consumo con 9,6 millones de adultos, el microcrédito con 4,6 millones de adultos.

En cuanto al número de adultos con algún producto de crédito vigente, las tarjetas de crédito son el producto más usado (9,2 millones de adultos la usan en 2017, cifra superior en 1,8 millones a la de 2014). Por otra parte, el número de adultos con un crédito de consumo activo aumentó 1,4 millones entre 2014 y 2017.

Consideraciones finales

En los estudios analizados Colombia evidencia avances importantes en inclusión financiera. Los resultados una evolución sustancial en los indicadores de inclusión financiera entre 2014 y 2017, reflejados en el incremento de 7 pp en tenencia de cuentas según GF, el crecimiento de 10 pp en el acceso a los servicios financieros según el EDIF y el aumento de 6.2 pp en el indicador de bancarización según BDO y la SFC.

No obstante, aún persisten retos. Para lograr el objetivo de aumentar el acceso y uso de productos financieros formales, se deben realizar esfuerzos enfocados en el desarrollo de programas de educación financiera. En efecto, de acuerdo con los resultados obtenidos en el GF y el EDIF, se percibe que los colombianos continúan accediendo a fuentes de financiamiento informales. Adicionalmente, aún falta una mayor penetración de la banca digital en la población colombiana, tal como lo evidencian los resultados del EDIF y el GF.

Los retos mencionados se encuentran sujetos a la necesidad de reducir el uso del efectivo, generando condiciones e incentivos adecuados a la población que ya está bancarizada y a la aún faltante. Con ello, se busca que los colombianos hagan uso activo de los productos y servicios que ofrece el sistema financiero formal y tengan herramientas efectivas a la hora de tomar decisiones de ahorro e inversión que mejoren su bienestar.


[1] Según el EDIF, se entiende como servicios financieros formales: aportes a fondos de pensiones, aportes a Beneficios Económicos Periódicos BEP, depósitos de ahorro, cuenta corriente, CDT e inversiones financieras, crédito de entidad financiera (establecimientos de crédito sin cooperativas financieras) y de cooperativa (incluye las cooperativas financieras), y seguros distintos de planes exequiales.

[2] Se entiende como producto financiero formal a aquellos que tengan un carácter de ahorro o de crédito. Para esta pregunta no se tuvieron en cuenta las pensiones y los seguros.

[3] Según EDIF, se entiende como servicios formales no financieros: Créditos de ONG, almacenes, cajas de compensación, fondos de empleados, empresas de servicios públicos, vendedores de insumos, y los planes exequiales.

[4] Según el EDIF, se entiende como servicios financieros informales: ahorro en casa, en préstamos, en cadenas, compra de bienes, animales o joyas; crédito de familiares amigos y vecinos, fiado, casa de empeño y gota a gota; entre otros

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