Entrevista del FinDev

Greta Bull: “Todavía queda un largo camino por recorrer para que las mujeres estén representadas”

Greta Bull, Directora Ejecutiva de CGAP.

Greta Bull, Directora Ejecutiva de CGAP, conversó con FinEquity sobre cómo acelerar el progreso hacia la inclusión financiera de las mujeres, y la importancia de mejorar las oportunidades y la resiliencia en las personas de bajos ingresos.

La inclusión financiera de las mujeres es una prioridad para CGAP, como lo demuestra la reciente revisión de su visión, ¿qué impulsó ese reconocimiento?

Estamos intentando reenfocar nuestra estrategia en torno al impacto y el desarrollo de soluciones con incidencia significativa, y eso no se puede logar sin colocar a las mujeres al frente y al centro. En CGAP estábamos convencidos de que el género es un tema al que no prestamos suficiente atención y decidimos que la única forma de avanzar era colocarlo al comienzo de la lista de nuestras prioridades, para que el enfoque de género sea parte de todo lo que hacemos. Podemos enfocarnos en los problemas técnicos, pero sobre todo queremos centrarnos en cómo nuestros objetivos mejoran las oportunidades y reducen los riesgos para las mujeres.

¿Hasta dónde hemos llegado en la promoción de la inclusión financiera de las mujeres y dónde nos encontramos hoy?

Hemos progresado mucho en la última década. Mirando el Global Findex, entre 2014 y 2017, la proporción de adultos a nivel mundial que tiene una cuenta aumentó del 62% al 69%, y en los países en desarrollo del 54% al 63%. En India, la brecha se cerró significativamente, gracias a una política pública focalizada, y en Filipinas, en realidad, existe una brecha de género inversa, donde las mujeres tienen mayor acceso que los hombres. Si bien podemos decir que la inclusión financiera de las mujeres ha aumentado, no ha aumentado más rápido que la de los hombres y, en algunos países, en realidad se ha retrasado aún más. La brecha de género parece persistir obstinadamente en los países en desarrollo, ubicada en 9 puntos porcentuales.

Esta brecha de género persistente es un problema y es importante porque si queremos llegar a una inclusión financiera universal, no podemos hacerlo si las mujeres están rezagadas, ¡es matemática simple! Bangladesh avanzó mucho entre 2014-2017, pero fue principalmente en los hombres. Si las mujeres hubieran avanzado a tasas similares, tendríamos una tasa de inclusión de alrededor del 65%, en lugar del actual 50%. A menos que nos centremos en lo que se necesitará para que las mujeres sean incluidas financieramente, no vamos a llegar allí.

Además, no tenemos buenas medidas de uso desglosadas por género. En India, muchas personas tienen cuentas, pero no sabemos quién las usa o qué beneficios se derivan de ellas. Me preocupa que esto sea solo una inclusión sobre el papel y no una verdadera inclusión.

... ¿qué desafíos quedan?

Bueno, empecemos por lo positivo. La buena noticia es que la equidad de género ahora está en la agenda de todos. Ese es un buen punto de partida. Las preocupaciones sobre la equidad de género y el empoderamiento económico de las mujeres han existido desde hace mucho tiempo, pero con demasiada frecuencia ha sido un ejercicio de verificación, en el que simplemente se contaba la cantidad de préstamos otorgados a mujeres o se usaban trucos de marketing baratos como una tarjeta de crédito de color rosa, para aparentar que estamos haciendo algo dirigido a las mujeres (en favor de la transparencia, tengo que decir que ¡una vez tuve una de esas tarjetas de crédito rosadas!).  

Primero, necesitamos cambiar nuestro enfoque sobre la medición. Nos hemos centrado tanto en medir el acceso que hemos perdido de vista que es el uso, lo que nos acerca a una inclusión financiera significativa. También se trata de valor: ¿las personas encuentran valor en estos servicios? ¿Y cómo definimos el valor? El valor puede consistir en tener un lugar para guardar el dinero de forma segura, hacer pagos de manera conveniente, poder ahorrar donde alguien no pueda quitarle el dinero y tener privacidad. Leora Klapper, economista principal del Banco Mundial, ha realizado un trabajo interesante para que trabajadoras de la confección en Bangladesh, reciban pagos a través de medios digitales. Estas son acciones empoderadoras porque así las mujeres no solo tienen control sobre su dinero, sino que pueden evitar largas colas para recibir sus pagos o caminar por calles llenas de gente con sus salarios en efectivo, lo que puede plantear problemas de seguridad. También ellas pueden optar por ahorrar o usar el dinero. Al pensar en cómo cerrar la brecha de género, no se trata solo de darles cuentas a las mujeres, se trata de abordar la parte del valor de la ecuación. El uso vendrá si hay valor para las mujeres.

A partir de esto, entenderemos mejor cómo difieren los problemas en varias regiones. La forma en que se excluye a las mujeres en América Latina es diferente a Europa, África o el sur de Asia. En Medio Oriente, África del Norte y Asia del Sur, las fuertes normas sociales mitigan la inclusión financiera de las mujeres. Si bien las normas sociales de género existen en todas partes, en algunos lugares incluso están consagradas en la ley.

El mayor desafío está en nosotros: estamos tan acostumbrados al status quo que a menudo no vemos dónde una práctica comúnmente aceptada es discriminatoria. Vemos oportunidades emergentes como la economía digital y el comercio informal en línea que realmente podrían beneficiar a las mujeres, pero me preocupa que también puedan perpetuar las normas existentes. Echemos un vistazo a nuestros propios países y comprendamos a dónde nos puede llevar esto: aquí hay discusiones sobre las mujeres y la presión de "tenerlo todo", lo que significa que obtienes el trabajo y el estrés relacionado con el trabajo, pero también terminas haciendo también gran parte del trabajo doméstico, la crianza de los niños y haciendo malabarismos con todo lo demás de nuestras vidas modernas demasiado complicadas. Pero ¿es eso realmente "tenerlo todo"?: ¡Todo el trabajo! En este contexto, muchas mujeres profesionales están comenzando a preguntarse sobre lo que significa alcanzar la igualdad de género. Las mujeres, en el mundo moderno, tienen que hacer muchos compromisos o trade-offs, para los que no tenemos respuestas fáciles.

¿Qué está haciendo CGAP?

FinEquity es una plataforma convocada por CGAP, que reúne a 1.300 profesionales de 450 instituciones a nivel global. Es un recurso valioso para convocar, aprender y debatir sobre las maneras de abordar la brecha de género en las finanzas, y que no busca solo hacer clic en 'casillas rosadas'.

El Banco Mundial está tomando nuestro trabajo sobre pagos de gobierno a persona (o G2P, por su sigla en inglés) y lo está implementando en múltiples mercados. Es muy amigable para las mujeres, ya que se trata de dar a las personas la opción de dónde y cómo pueden obtener pagos sociales. Necesitamos explorar cómo esos sistemas podrían ayudar a promover la inclusión financiera de las mujeres de manera más significativa. También estamos analizando cómo las normas sociales a menudo se interponen en el acceso y el uso de los servicios financieros por parte de las mujeres. 

Estamos trabajando en nuevas oportunidades emergentes para las mujeres, incluidas plataformas digitales y de comercio informal en línea. Estamos explorando cómo se usan estas plataformas y cómo se aprovechan los servicios financieros. Aparentemente surgen muchas oportunidades interesantes para las mujeres, pero CGAP prestará mucha atención a los riesgos de estos nuevos fenómenos. Por ejemplo, recientemente utilicé una plataforma digital para un servicio y me sorprendió descubrir que la trabajadora recibió menos de un tercio de lo que pagué a la plataforma por su tiempo. Nos entusiasman las oportunidades de las nuevas plataformas, pero es importante no ignorar los riesgos de explotación de personas vulnerables. CGAP encontró casos en los que las mujeres que participan en el comercio informal en línea se vuelven más domésticas, debido a que sus familias argumentan que ya no necesitan abandonar el hogar porque pueden ganar dinero si se quedan en casa. El enfoque de CGAP entonces,  primero se enfoca en perfilar y comprender cómo se involucran las mujeres, para luego saber si es una oportunidad o un riesgo.

El trabajo del CGAP en las redes de distribución de agentes en la última milla también tiene implicaciones de género. Por ejemplo, no puede hacer que las mujeres utilicen el sistema de depósito/retiro de efectivo (cash-in/cash-out) si existe un prejuicio en contra de que hablen con agentes masculinos.

A lo largo de mi carrera, he visitado IMF en América Latina, Asia y África, y he conocido a muchas mujeres empresarias inspiradoras. En América Latina, donde pasé muchos años, muchas mujeres dirigen instituciones de microfinanzas o son jefas de sucursales. Las microfinanzas son un buen ejemplo de una herramienta amigable para las mujeres, que ha hecho un buen trabajo al incorporar servicios financieros responsables y atención al cliente personalizada. La mayoría de estas instituciones prestan más a las mujeres porque las mujeres tienen un mejor riesgo crediticio. Lamentablemente, las microfinanzas están un poco pasadas de moda en estos días, pero podemos aprender mucho de ellas.

En el futuro, todavía queda un largo camino por recorrer para que las mujeres estén representadas. Vas a un Banco Central y no hay mujeres. Las personas que están haciendo las reglas en el sector financiero son hombres. Las mujeres tienen que sentarse en la mesa. Se trata de la dinámica del poder, mientras las mujeres desempeñen funciones administrativas, será difícil cambiar la situación actual. Todavía queda mucho trabajo por hacer para conseguir que las mujeres ocupen un lugar en la mesa. Se trata de conseguir mujeres en el parlamento, mujeres en el poder judicial, mujeres en los negocios y mujeres en las finanzas.

Desearía que existiera una respuesta fácil, pero no creo que la haya. Va a ser un trabajo difícil.

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