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Los desafíos presentes y futuros del agrocrédito

Lecciones aprendidas de Banco ADOPEM y CODESPA durante el desarrollo de un producto de crédito rentable y sostenible dirigido a los emprendedores de pequeña escala en el ámbito rural en República Dominicana.
Clientes del programa Agrocrédito ADOPEM. Foto gentileza Banco ADOPEM.

El ámbito rural y agrícola de los países en desarrollo es fuente principal de alimentos de la población mundial, es decir, la agricultura se define como la principal actividad económica, social y ambiental de todas las naciones en el pasado, en el presente y en el futuro y cuya existencia continúa siendo de vital importancia para todos, sin excepciones. La agricultura ha evolucionado, se ha adaptado al entorno y ha adquirido nuevas técnicas, herramientas y modelos para mejorar, pero su esencia sigue siendo la misma: la agricultura como fuente de alimentación y supervivencia para el ser humano. Sin embargo, en los últimos años la agricultura se está viendo afectada por la inmigración del campo a la ciudad y por falta de oportunidades en esta área. 

De modo que, la elaboración de políticas agrícolas y de acceso a servicios y recursos es una tarea necesaria para impulsar y desarrollar las oportunidades en el ámbito rural, y de forma especial en los países menos desarrollados por ser fuente eficaz de alimentos y de empleo para su población.

Dentro de este contexto, se encuentra el caso concreto de la República Dominicana. Este país cuenta con una de las economías con mayor crecimiento en América Latina, pero no podemos olvidar que, en la actualidad, el 32% de su población se encuentra debajo del umbral de la pobreza y en las zonas rurales se agudiza en un 26,6% la población que se encuentra en situación de extrema de pobreza.

"Tradicionalmente, la financiación que han recibido los pequeños productores dominicanos ha sido muy limitada y al no poder acceder a financiación o microfinanzas; el desarrollo de su actividad agropecuaria se ha visto paralizada".

La economía de la nación responde, en primera instancia, al turismo posicionándose como la primera fuerza económica del país debido a los lugares turísticos que posee llegando a recibir cerca de 500 mil visitas de extranjeros no residentes, solo en junio de este año 2018, según el Banco Central de la República Dominicana -BCRD-.

En segundo lugar, se posiciona la agricultura, que constituye una importante base de la economía del país con alrededor de unos 30 millones de hectáreas de tierra dedicadas a actividades agropecuarias, según el informe "VIII Censo Nacional Agropecuario, la riqueza del campo cuenta" que la Oficina Nacional de Estadística de la República Dominicana elaboró en colaboración con el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo del país en 2015.

El sector agropecuario se encuentra en un terreno pantanoso con distintos inconvenientes que les impiden crecer. Tradicionalmente, la financiación que han recibido los pequeños productores dominicanos ha sido muy limitada y al no poder acceder a financiación o microfinanzas el desarrollo de su actividad agropecuaria se ha visto paralizada. Además de este inconveniente, existen otros factores que contribuyen a aumentar la inseguridad del sector financiero y microfinanciero e impiden su inversión como por ejemplo la irregularidad del flujo de caja de las cosechas, la falta de garantías reales, el desequilibrio de los precios, las condiciones climatológicas y los problemas de plagas y enfermedades que afectaban sus cosechas, entre otros. En este contexto, se pone en evidencia la importancia de invertir y cuidar este vital aspecto de la economía.

¿Qué desafío se plantea? Revertir esta situación. Desde Fundación CODESPA, junto con El Banco de Ahorro y Crédito ADOPEM y el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo- AECID hemos querido formar parte de este desafío y apostar por la inclusión financiera de la población rural en situación de pobreza en la República Dominica.

Para ello, hemos diseñado, probado y expandido el Agrocrédito, un producto de crédito rentable y sostenible dirigido a los emprendedores de pequeña escala en el ámbito rural.

¿Qué se ha conseguido con esta intervención? Facilitar el acceso a fuentes de financiación adaptadas a los flujos de ingresos y dinámicas agropecuarias del productor. Con ello, hemos logrado atender adecuadamente e incluir dentro del sistema bancario a una parte de la población que constituye una base importante de la pirámide dominicana. El Agrocrédito también ha ayudado a dar un impulso a la mujer en el sector agrícola concediéndolas a cierre de 2016 un 23% de créditos.

¿Qué ha supuesto su creación?  La implantación del Agrocrédito ha supuesto la inclusión financiera de más de 15.300 pequeños productores de las provincias más pobres y un total de 11,13 millones de euros han sido destinados para financiar las cosechas de las familias del campo, con una tasa de morosidad inferior a la tasa de morosidad de la cartera del Banco. Este proyecto ha demostrado que el productor agropecuario en situación de vulnerabilidad sí puede formar parte del sistema financiero.

"La implantación del Agrocrédito ha supuesto la inclusión financiera de más de 15.300 pequeños productores de las provincias más pobres y un total de 11,13 millones de euros han sido destinados para financiar las cosechas de las familias del campo".

Desde ADOPEM y CODESPA hemos tenido que afrontar grandes desafíos. En primer lugar, una adaptación de políticas y procesos internos, en segundo lugar, una adecuación tecnológica de los diferentes dispositivos digitales al modelo de producto agropecuario y, en tercer lugar, una selección y formación de oficiales de negocio que ayudan a alcanzar el éxito del negocio para controlar y minimizar el riesgo.

Uno de los desafíos al que, desde hace unos años, se sigue enfrentando el sector microfinanciero es extender sus horizontes y mirar más allá del tejido urbano, conectar con los productores de la micro y pequeña empresa -MiyPEs- agropecuaria y apoyarse en la innovación para atender adecuadamente sus necesidades. Es la forma de contribuir al desarrollo del país de una manera económicamente sostenible.

El Agrocrédito ha sido un crucial en la integración de la mujer en el sector agropecuario, potenciando su labor y promoviendo su participación y capacitación en las mismas condiciones y oportunidades que el hombre. Ahora el reto es seguir trabajando en mejorar su inclusión financiera en el mundo rural.

El sector microfinanciero tiene por delante, al mismo tiempo, un gran reto y oportunidad. Se trata de estudiar y evaluar nuevas posibilidades en otros mercados no saturados vinculados con los productores y emprendedores de las MiyPEs agropecuarias desde una perspectiva rentable que contribuya a su desarrollo.

Por otro lado, contar con un Fondo de Garantía y con un microseguro agropecuario que aporten seguridad al sistema son dos de las herramientas presentes en los planes de futuro de ADOPEM y CODESPA para seguir trabajando y garantizando la mejora del sector agropecuario en República Dominicana.

En el siguiente enlace le invito a descargarse el informe en pdf del Agrocrédito para saber en detalle cómo se ha diseñado, los pasos que se han llevado a cabo para testar el producto microfinanciero y qué se ha hecho para escalar el producto: Crédito agropecuario para productores de pequeña escala

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